Party
Fue en el año 2005, cuando yo vivía en Londres, que tuve la suerte de poder ser el barman de un evento llamado Party. Fue una de las cosas más raras en las que yo haya participado nunca, una suerte de fiesta loca que tuvo lugar en un espacio destartalado. Recuerdo que, mientras estaba detrás de la barra, se me acercaron multitud de personas con demandas extrañas. Por ejemplo, una chica rubia vestida de negro, y con un gran libro de tapa dura en la mano, me preguntó si había estado enamorado alguna vez; yo le respondí que sí, pero ella se me quedó mirando fijamente y me lo volvió a preguntar; yo le volví a responder que sí, pero ella siguió haciéndome la misma pregunta una y otra vez, hasta que casi me vuelvo loco y ya no sé que respondí. Me acuerdo, también, de que se me pidió asistir a la Fiesta con mi ropa ideal, cosa que me costó no pocos quebraderos de cabeza, ya que, como digo, no estaba en Barcelona y no podía disponer de mi vestuario al completo, aunque creo que conseguí una combinación bastante aceptable. La cosa es que se me aseguró que esa noche tendría mi cita ideal, y por eso debía ir vestido también de forma perfecta… Yo me lo creí, pero la chica que se presentó al bar se empeñó en no ser como yo quería que fuese, en no vestir la ropa que yo me había imaginado que llevaría y en no decir lo que para mí hubiese sido lo apropiado, la muy cerda. Ni siquiera sacaba un cigarrillo cada vez que yo le ofrecía fuego. O sea, un fracaso. Aun así, lo pasé muy bien, en parte por los cócteles y en parte porque, cuando empezó el concierto privado de U2, otra chica que no conocía de nada se me subió encima para ver mejor a Bono, y parecía que volara. Por cierto, también recuerdo un Catwalk memorable y un par de fantasmas, de esos con la sabana blanca, que merodeaban por el local y que no lograron impresionar a nadie… Quizás el momento más brillante de la noche fue cuando se declaró la “happy hour” como si fuera el inicio de una carrera hacia el abismo de la locura.
A veces cuando escucho la canción Memory of a Free Festival, de David Bowie, me parece que también habla de nosotros… Conocí a mucha gente esa noche y lo pasamos todos fenomenal. Quizás los cócteles que preparé contribuyeron un poco al buen ambiente, o así me gusta pensarlo… Este fin de año estoy pensando en volver a prepararlos. Ahí os dejo la carta por si alguien se anima a probarlos…
“White Russian” (para los que llevan greñas y perilla)
“Black Russian” (para encontrar el equilibrio)
“Russian Raspuntin” (para los que quieran sentirse magos por una noche)
“Russian Raspuntin” (para los que quieran sentirse magos por una noche)
“Black Marx with cherry” (para los de izquierdas que vayan a dar el coñazo)
“Lemonade with Lemonade” (para el que se sienta minimalista)
“Whisky Ding-a-Ding” (mi receta personal con jengibre)
“Black Danger and The Vampire” (para los buitres de la noche)
“Today is my death with cocke” (para las mujeres fatal)
“100 years of Sambuca” (para los colombianos)
“Vicks Vapor Rub’ with lime” (por si hay algún resfriado)
«Pink Elephant with piña colada” (para Tess)
“Yogurt, mint and vodka” (para los atrevidos)
“Leave me alone, shacked” (para los que vayan de duros)
“Dry Actimel” (por si hay alguien muy desorientado)
“Gin Sonic” (para los músicos)
“Blue Sunset and Blonde Stuff” (por si me encuentro con Lana del Rey)
“I’ll miss you on the rocks” (para los solitarios)
¡Nos vemos en la fiesta!
Artur R.
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